Luché y me rendí. Pero aún así, después de hacerlo, tú seguías allí. Esperándome. Existiendo. Retándome a completar un nuevo día. Empujándome a la vida como nadie lo había hecho jamás. Acompañándome en la escritura de una historia que probablemente no moriría jamás.
Y me encanta que seas tan genial sin ni siquiera esforzarte,
sin ni siquiera darte cuenta.
Eres como una improvisación de blues a contratiempo.
Eres como el sonido de doscientos corazones latiendo en uno solo.
1 comentarios:
Lindo lindo lindo todo lo qe escribis ya te lo dijo una ves
te qiero
maia
Publicar un comentario